En una semana


Por Claudia

Heme acá, sentada frente a la computadora, sola en la oficina. A lo mejor por eso me vine más temprano, para no tener que dar explicaciones.Es más, creo que salí huyendo de mi casa con la idea de mantener ocupada mi mente con trabajo. Espero que así sea.

Aclaro que este blog no es más que mi válvula de escape a las situaciones de la vida. Un lugar donde aunque sé que es público y no privado, puedo darme el lujo de gritar a través de las letras, de llorar a través de palabras y de hacer berrinche por medio de frases.

Es increíble como una palabra o una frase te puede lastimar más que los golpes y las actitudes. Debo confesar que anoche tragué grueso para no llorar en ese momento, a pesar de que los labios me temblaban y los ojos se me hicieron chinitos de tanto "zocar" la lágrima.

"Mi prioridad en estos momentos..." juro que jamás me habían dicho algo semejante, sentí que me cayó un balde de agua fría y hasta con pedazos de hielo, y que me frotaron la espalda con ellos en un día de invierno. Super yuca la verdad, y volver a recordar ese momento hace que se me arrugue el corazón y se me aguaden los ojos. Pero no voy a llorar, ya dije..

Hoy leí en el igoogle esta frase "Por un clavo se pierde una herradura. "... me causa gracia, porque justamente eso estoy viviendo (dramaqueen). Puedo ser la persona más hiriente del mundo, pero he aprendido que cuando de verdad se ha querido no vale la pena lastimar a nadie.


Esta mañana había pensado en decir muchas cosas, pero luego reflexiono y medito ¿Será que vale la pena? ¿será que lograré algo?... Pues vale la pena porque me puedo liberar, y sí, lograré algo, mi paz mental.

A la salida del trabajo volveré al lugar que meses atrás se convirtió en mi refugio y que he dejado de lado por mi estupido orgullo y porque me sentí cómoda estando como estaba. De verdad que tengo unas horribles ganas de salir de acá y dejarme llevar en ese caluroso abrazo que tanto extraño.

Ahora que lo pienso, te dejé solo por muchos meses y tu siempre esperando por mi. Sé que te busco solo cuando estoy mal y necesito de apapachos y de palabras consoladoras. Lo siento. Sé que solo acudo a ti cuando mi corazón está roto en mil pedazos con el afán de que me ayudes a pegar los pedacitos que ando cargando. Sé que he pasado por tu casa y ni siquiera me he tomado la molestia de bajar a saludar. Pero también sé, que a pesar de ser como soy, hoy me estarás esperando como siempre, saldrás a mi encuentro y me darás ese abrazo que tanto deseo en estos momentos.


Pero no seguiré hablando en saco roto... hasta acá... en una semana se me pasa todo, en una semana olvidaré lo que ha pasado y retomaré mi vida como siempre he sido. Alegre, bromista, sarcástica, cae mal... y mucho más..

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